Los retratos no captan el alma, ni revelan la personalidad de los modelos, lo que si es capaz de hacer un fotógrafo es detectar la peculiaridad que encuentra en el modelo y generar su belleza en las imágenes fotográficas. El buen retrato se consigue con el fértil dialogo entre modelo y fotógrafo, sin el encuentro de una vía de comunicación es imposible la síntesis de la belleza.